sábado, 5 de diciembre de 2009

EL CALENTAMIENTO GLOBAL AFECTA MÁS A EUROPA

Un pequeño artículo de The New York Times:


La temperatura subió 0.95 grados en el siglo XX, un 35% más que la media mundial. Es el mayor cambio climático en 5 mil años.

Barcelona

La temperatura media en Europa subió 0.95 grados centígrados a lo largo del siglo XX, lo que representa un 35% más que el aumento medio global de 0.7 grados en todo el planeta. Y las temperaturas seguirán subiendo.

Los cuatro años más calurosos conocidos en E
uropa se han dado en los últimos años (1998, 2002, 2003 y 2004). Así lo señala el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente con sede en Copenhague. En Europa no se han visto cambios climáticos de esta magnitud desde hace 5 mil años, dice el informe.
La décima parte de los glaciares alpinos desaparecieron en el verano de 2003; y, al ritmo actual, se prevé que el 75% de los glaciares suizos se deshiele antes de 2050, añade el informe, titulado El medio ambiente europeo. Estado y perspectivas 2005, que ofrece una visión de conjunto del medio ambiente europeo.

Los datos se dan a conocer coincidiendo con la celeb
ración en Montreal de la primera conferencia de los países firmantes del Protocolo de Kioto, en donde la UE propondrá frenar el aumento de temperatura global a 2 grados por encima de los niveles preindustriales y debatir nuevas limitaciones de los gases invernadero a partir del 2012.

Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la Agencia Europea, afirma que "sin una acción eficaz a lo largo de varias décadas, el calentamiento del planeta provoc
ará el retroceso de las capas de hielo continental en el norte y el avance de la desertificación en el sur.

"Aunque logremos parar el calentamiento del planeta al objetivo de la UE de un aumento máximo de 2 grados, viviremos bajo unas condiciones atmosféricas jamás experimentadas por seres humanos. Se requiere una mayor reducción de las emisiones", declaró ayer.

El informe analiza, entre otros ámbitos, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de los ecosistemas marinos o la contaminación. Por primera vez, se presenta un análisis país por país con indicadores para la UE-25, Bulgaria, Islandia, Noruega, Rumania, Turquía y Suiza.

España aprueba los exámenes de fuentes renovables (la producción de electricidad limpia es un 19,8% del total y somos el cuarto país mejor situado en este ranking), de producción de agricultura ecológica (que crece a razón de 61 mil por año, aunque las cosechas se exportan) y la política hidráulica (se han abandonado los macrotrasvases).


En cambio, España es el país desarrollado que más ha incrementado los gases invernadero (25 puntos porcentuales por encima de lo asignado en Kioto); es el séptimo país en uso ineficiente de la energía; echa a la atmósfera un 40% más de los óxidos de nitrógeno que exige la directiva europea tener más limpio el aire de las ciudades en el 2010; genera 500 kilos de basura por persona; y entre 1990 y el 2003 la demanda de transporte de pasajeros se ha incrementado un 84% por la opc
ión por el transporte privado y la urbanización extensiva. La modernización de la flota de transporte público ha ralentizado las emisiones de gases, pero no las ha reducido.
El informe de la Agencia destaca que en Europa el aire es ahora más limpio; se han suprimido algunas sustancias perjudiciales, como las que destruyen la capa de ozono, y se ha incrementado el de reciclado de residuos. Además, disponemos de automóviles menos contaminantes gracias a los catalizadores. Sin embargo, estos avances se están viendo empañados por los cambios en las pautas de consumo personal.

Viajamos más lejos y con mayor frecuencia y estamos consumiendo los recursos naturales del planeta a un ritmo dos veces superior a la media mundial. El sector de los transportes es el que más contribuye con sus emisiones al efecto invernadero en Europa, y seguirá haciéndolo en el futuro inmediato, pues se duplicará de aquí a 2030.

McGlade propone sustituir gradualmente los impuestos tradicionales por impuestos sobre la contaminación y el uso poco eficiente de los materiales y del suelo.

"Asimismo, es necesaria una reforma del modo en que se subvencionan el transporte, la vivienda, la energía y la agricultura. Se necesitan subvenciones que fomenten prácticas sostenibles y tecnologías eficientes", declaró.

Y ahora la Tierra no se calienta

La Tierra no colabora con la Cumbre de Copenhague. Precisamente cuando miles de políticos, científicos, economistas y activistas se disponen a discutir las medidas contra el calentamiento global, la temperatura de la Tierra ha dejado de subir y permanece estable desde comienzos de este siglo. El asunto ha creado debate en la comunidad científica.

Para sorpresa de todos, en los últimos diez años la temperatura media mundial ha subido de manera casi imperceptible

Al público le llegan ante todo mensajes de alarma sobre lo que se calentará la Tierra si no se toman medidas drásticas. Sin duda, los trabajos de científicos razonables han avalado el convencimiento de que la actividad humana está contribuyendo al calentamiento del planeta. Pero la investigación también confirma que las predicciones más catastróficas, que son las que copan los titulares, no gozan del mismo consenso y en muchos casos resultan bastante improbables.

Durante 30 años, desde los años 70 hasta finales de los 90, la temperatura de la Tierra creció una media de 0,7 grados centígrados. Durante la década de los 90 hubo unas temperaturas inusualmente cálidas, con un máximo en 1998, lo que desató todas las alarmas. Pero desde 1999, la temperatura media mundial ha subido un casi imperceptible 0,006 grados en toda la década.

Por otra parte, hay diferencias considerables entre las distintas zonas del mundo. Es indudable que la elevación de las temperaturas en el Ártico en casi tres grados ha provocado una importante reducción del mar de hielo. Pero, al mismo tiempo, las temperaturas han bajado en grandes extensiones de Norteamérica, en el Pacífico occidental y en la Península Arábiga. Mientras, en Europa la temperatura ha aumentado ligeramente.

La temperatura ya no sube

Como lo que se esperaba era un crecimiento sostenido, la estabilización de la temperatura mundial ha despertado dudas sobre el valor predictivo de los modelos climáticos.

En un artículo publicado en The Wall Street Journal, Jeffrey Ball, director de la sección de medio ambiente, recuerda que los modelos actuales hacen previsiones de temperatura a partir de “docenas de ecuaciones que reflejan cómo se mueven los gases y los líquidos sobre el planeta”, a las que se les añade la influencia de más factores, como las corrientes oceánicas, la salinidad, la luz solar, las nubes y la lluvia. Pero, aunque sean una maravilla tecnológica, la calidad de los modelos depende totalmente de los datos que se les aportan y éstos están todavía llenos de “incertidumbres”, en el caso de la temperatura de los océanos por una simple cuestión: la extensión de agua es inabarcable.

Como advierte un reportaje de Der Spiegel (19-11-2009), la red que mide la temperatura mundial consiste en 517 estaciones de medición. El dato aportado por cada pequeño punto de medición se extrapola a una amplia región, a través de los modelos climáticos gestionados por superordenadores. Y sigue habiendo bastantes puntos ciegos. Por ejemplo, en el Ártico solo hay veinte estaciones para cubrir una vasta área. Así que hay amplio espacio para la discusión científica sobre por qué la temperatura de la Tierra ha dejado de subir.

No todo es la la acción humana

Algunos científicos piensan que la Tierra sigue enferma, aunque no haya aumentado su temperatura en la última década. Atribuyen esta estabilidad a las variaciones cíclicas de las condiciones de los océanos –los fenómenos de El Niño y La Niña–, y aseguran que eso no desmiente el calentamiento a largo plazo producido por las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los climatólogos predecían que la temperatura de la Tierra crecería entre 2,5 y 3 grados centígrados a lo largo del siglo, si no se reducían drásticamente las emisiones de efectos invernadero. Sin embargo, nadie sabe las oscilaciones que puede haber en las temperaturas en ese periodo, porque, junto a la actividad humana, en el clima influyen factores naturales cuyo control se nos escapa.

Para explicar el estancamiento actual de la temperatura de la Tierra, que nadie había previsto, algunos aducen una menor actividad solar. Otros, a las variaciones cíclicas de las condiciones de los océanos, especialmente las aguas profundas del Pacífico.

“No se puede negar que esta es una de las cuestiones más controvertidas en la comunidad científica. Realmente no sabemos por qué está ocurriendo ahora”, reconoce en la misma revista Jochem Marotzke, director del Max Planck Institut de Meteorología de Hamburgo.

Acaloradas discusiones no tan científicas

Lo malo es que en este debate que debería ser científico se intente ocultar información considerada inoportuna. De esto ha sido acusado un grupo de importantes climatólogos,

que defienden la tesis de que la actividad humana es la responsable del calentamiento global.

Un ataque informático contra el Climate Research Unit de la East Anglia University en el Reino Unido, uno de los principales centros de investigación en este campo, ha permitido robar y desvelar en Internet más tres mil e-mail y documentos, cruzados entre algunos de los más influyentes expertos del clima.

Según explica el Wall Street Journal (23 y 24-11-09), una revisión de los e-mails permite observar actitudes poco acordes con la discusión científica: expertos que urgen a los otros colegas del grupo a que se esfuercen por presentar una visión “unificada” de la responsabilidad humana sobre el cambio climático; consejos sobre cómo arreglar datos para que no comprometan la hipótesis preferida y para ocultar que la temperatura de la Tierra ha dejado de subir; estrategias para evitar que las visiones de los adversarios sean publicadas en las más importantes revistas o para desacreditar a revistas que no se suman a sus opiniones. Uno de ellos, por ejemplo, dice a propósito de la revista Climate Research: “Quizá deberíamos animar a nuestros colegas en investigacion climática para que dejen de enviar artículos a esta revista, o se abstengan de citar los allí publicados”.

El caso ha despertado una polémica que revela que el cambio climático se ha convertido en una de esas cuestiones donde la convicción de estar luchando por una buena causa sirve de pretexto para olvidar algunos criterios científicos y éticos.

El peligro es que “el afán de catequizar predomine sobre la objetividad en el debate científico”, como ha escrito en The Times (27-11-2009) Tony Brenton, diplomático británico retirado, que intervino en pasadas negociaciones sobre cambio climático. “Los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático parecen más ejercicios de persuasión que sobrios análisis científicos. Esto ha socavado la credibilidad de sus previsiones y contribuido al crecimiento del ‘agnosticismo climático’”

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